lunes, 16 de febrero de 2009

La vida es un puzzle


Creo que la vida es un puzzle.

Al nacer adquieres todas las piezas en completo caos. Millones de pilas dispuestas incoherentemente han sido preparadas para ti. Pasas gran parte de tu vida tratando de armarlo, anhelas encontrar un orden lógico de piezas que descubra la imagen que detrás de la confusión se esconde. Jubilosamente puedo afirmar que he visto un fragmento de esa imagen oculta… Creo que mis piezas están encajando.

Mis piezas encajan abriéndome un panorama plenamente desconocido, en donde la regularidad y el orden presiden. Es una imagen que seduce, al menos a mí que soy un amante de la monotonía. Mi rutina diaria me provee una satisfacción incomprensible que no pretendo explicar.

Tengo pleno control en mi vida, cada día una pieza cae en su sitio porque así lo he decidido, porque no me gusta el azar y porque indudablemente no me gusta vivir en la incertidumbre.

Algunos en cambio no tienen ningún interés en poner fin a la incertidumbre en sus vidas. Sus puzzles ya han perdido piezas, las que quedan están maltrechas y tristemente sus únicas esperanzas residen en alguien que se adueñe de sus retos y establezca un poco de orden en ese embrollo que ellos consideran vida. Llevan años viviendo y su puzzle esta tan inconcluso como lo estuvo en el principio.

Tengo un claro concepto de lo erróneo y de lo correcto. Resguardo la idea de que cualquier acción que perjudique a los demás o a mi mismo es un error. Considero fundamental preguntarnos si nuestras acciones nos aportan algún beneficio o solo nos condenan a una vida ensombrecida por nuestra vergüenza. Un beneficio parcial no sirve de mucho cuando se presenta acompañado de una serie de fiascos. Al final, la victoria momentánea es tan fiera como el fracaso rotundo.

Sin ornamentar mis palabras puedo sintetizar esta símil de la vida como un puzzle expresando mi placidez con mi nuevo trabajo, con mis nuevas compañeras de piso, por mi nueva vida y un futuro que solo da palabra de triunfos.

viernes, 9 de enero de 2009

Invierno en Donostia

Algunas fotos del temporal de nieve en Donostia.





Un par de videos cortos.







lunes, 29 de diciembre de 2008

El legendario Rach3


Cada vez que la escucho siento…siento…no se que siento y si lo supiera no sabría enunciarlo. El primer movimiento es afligido, pesaroso y melancólico e indistintamente enérgico y fogoso. Las notas se escabullen en mi cabeza, juguetean con mis sentidos, me provocan una complaciente sinestesia. Las puedo tocar, las puedo saborear, las puedo oler, las puedo ver, las puedo escuchar.

Aquí os dejo un fragmento de la que es para mí una de las mejores interpretaciónes del Rach3 (tal vez la composición más difícil de interpretar para un pianista) del australiano David Helfgott. Una interpretación más lenta que la grabada por Rachmaninov en 1939 y un poco menos romántica que la grabada por Horowitz. Disfrutadla igual que lo he hecho yo.


He visto muchas interpretaciones del Rach3, pero sin duda he aquí la mejor que he visto, la argentina Martha Argerich.


viernes, 26 de diciembre de 2008

Las indulgencias del tiempo

Lo maravilloso del tiempo es que no alberga predilecciones. El tiempo transcurre igual para mí o para cualquier otro. Es un canalla que desfigura nuestros momentos de felicidad. Instantes fidedignos y reconfortantes reducidos a imágenes difusas, que como ya he dicho en ocasiones anteriores son magnificados por nuestra imaginación. El tiempo lo puede todo. Deteriorar lo que alguna vez consideramos sagrado e invulnerable, eliminar el agobio que permanece después de aceptar que has cometido un error y para mi fortuna, fortalecer los vínculos que alguna vez pensaste eran imposible establecer. El tiempo franquea la dura coraza de hipocresía y conveniencia que cubre nuestras relaciones y nos permite vislumbrar con claridad la naturaleza de las personas.

Con el tiempo he logrado destilar estas relaciones formando dos clasificaciones enfrentadas. La primera son las personas que realmente representan un potencial en mi vida, que alimentan mi futuro con sus acciones y que sortean los tropiezos que provoca el tiempo y los convierten en oportunidades. La segunda no merece ni ser mencionada, pero para mi decepción, más conocidos se encuentran dentro de esta clasificación, en la cual jamás estará María.

Recuerdo perfectamente nuestro período de colegio. Era una época de transiciones, de cambios. La adolescencia golpeaba con fuerza la puerta de entrada de nuestra existencia, alertando y desafiando con antelación la encantadora monotonía de los videojuegos y el futbol. En este periodo tan ambiguo llegó María, o Mariita como me gustaba llamarle en ese tiempo. Me gustó, me gusto mucho. Pero el hombre más básico había apresado su atención. Un abusador. El enemigo acérrimo de los chicos aplicados y responsables, en otras palabras, mi enemigo.

Convertirme en su amigo y acercarme a su corazón, fue la primera idea que cruzó mi inmadura, ridículamente romántica y esperanzada imaginación. Sin pensarlo, verdaderamente disfruté de su compañía como amiga. Nuestra relación tácitamente adquiría un valor más característico de una amistad real. No era una chica como las demás, era especial.

Tal vez fueron demasiadas las veces donde desprecie su compañía por el cariño de otras, sin embargo siempre permaneció ahí, apacible y tolerante. Plato de segunda mesa, solía definirse a sí misma en ese entonces. Pese a esto, solo podía pensar en ella y en sus palabras llenas de razón cuando me ocurría alguna nimiedad amorosa que para un adolescente puede llegar a ser una tragedia.

Después de tantos años, aun sobrelleva esa faceta infantil de mi personalidad. Ese aspecto que me gustaría aislar y que en mis más oscuros deseos se sofoca con los vapores que emana la sobriedad de mí pensar, eso merece mi aclamación. Recientemente obtuvo su titulación de profesional y ha demostrado con hechos lo capaz y hábil que es. La única forma de exponer supremacía es hacerlo con actos consecuentes a nuestras palabras y ella lo ha hecho siguiendo cabalmente su discurso. Estoy seguro que le espera una vida profesional muy exitosa y yo tendré una perspectiva privilegiada de su crecimiento profesional porque soy su amigo.
Muchas felicidades!