viernes, 5 de diciembre de 2008

Idiota explicitamente desequilibrado

Qué fácil es diferenciar a un charlatán, de un orador elocuente. Qué fácil es ignorar la verborrea de un niño, cuando no es más que un dramático intento por parecer mayor. Pese a esto, ignorar no es mi estilo. Me gusta el triunfo, el delicioso sabor que permanece después de la aniquilación de mi oponente. Me regocijo con su humillación, con su deshonra. Pero llamarlo oponente es concederle un status muy alto, cuando en realidad es todo lo contrario. Un adversario digno no es aquel que se autoproclama inteligente y convence a una mujer bastante impresionable e incauta de su supuesta intrepidez.

Hablemos claramente, me refiero al precoz novio de mi hermana. Un idiota con ínfulas de filósofo. Un cobarde que se refugia en la distancia. Asustadizo, temeroso y mentalmente inestable. No divertida e ingeniosamente trastornado como yo, el tipo no tiene mi sonrisa encantadora y mi agudo humor. No lo puedo culpar por eso.

Si lo puedo culpar de idiota. De no ceñirse al fiable plan de conquistar a los implacables hermanos de su querida novia con frases destinadas a incrementar nuestras ilimitadas confianzas. Lógica remplazada por ausencia de inteligencia. Muy lamentable.

Su locura lo sitúa en el periodo isabelino. Concretamente en una tragedia Shakesperiana, donde el amor se funde con la muerte. Lo ratifico, el tipo esta perturbado y carece de inteligencia.

Pero analizando bien la situación, un pico de cordura brota de la densa y oscura niebla de insensatez. Una mujer inteligente, bella, educada en los mejores valores y llena de éxitos académicos puede ser la luz en una vida llena de sombras. Un chico impopular con una existencia miserable que se cobija en el éxito de su novia. No es una historia que marque algún precedente. De hecho, es una historia tan repetitiva que se torna ridícula y aburrida.

Algunas puertas deben mantenerse cerradas. No se debe jugar al valiente y temerario con la familia de tu novia. La frase “solo me importa lo que pienses tú, no tu familia” solo funciona en las telenovelas mexicanas. El pobre chico de COLEGIO cree que es portentosamente audaz, me gusta imaginar que haría si se encontrara con mi padre. Frente a frente con un hombre tan inteligente y firme que destrozaría esa actitud burlona e infantil con una sola mirada. Sin decir una sola palabra.

Y si está dispuesto a soportar golpes “en nombre del amor” que me espere un año. Jamás he golpeado a otra persona pero siempre existe una primera vez para todo. Soy un hombre dispuesto a tener sensaciones nuevas.

La inteligencia no es decir un par de frases positivistas y leer a un par de autores sensacionalistas. Las acciones y las palabras nos definen permanentemente. Una persona inteligente sabe que la primera impresión es importante, una persona inteligente sabe cuándo debe renunciar a una disputa perdida. Una persona inteligente sabe cuando un esfuerzo es infructuoso. La inteligencia radica en abrirse el camino a través de un bosque frondoso, lleno de ramas y arbustos que dificultan el paso sin desafiar la naturaleza que todo lo rodea. Omnipresente, siempre alerta.

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