!Soy argentino!

Me declaro argentino de pies a cabeza. Mi amiga Fabi me lo dijo un par de ocasiones pero yo hacia caso omiso a sus comentarios. Ahora, no tengo la menor duda. Soy argentino.

Todo comenzó con un glorioso almuerzo en casa de las chicas Malacarne. El pastel de carne fue reinventado esa tarde asimismo el arroz con leche. Después de ese almuerzo me podrían haber extirpado las papilas gustativas, no me habría importado, no necesito ser gourmet para saber que lo que comí ese día estaba exquisito.
Pero que castigo tan terrible hubiera sido si en realidad hubiera perdido mi sentido del gusto. Se repetiría el castigo de Orestes, pero en mí y multiplicado por 100 ante el brillo de la bombilla y la grandeza del mate.

Ni en mis sueños hubiera bebido mate como lo hice esa tarde. En primer lugar, nunca pensé que bebería mate. Llegué a suponer que era un lujo que solo se podían permitir los verdaderos argentinos. Creía que si iba a una tienda a cómprame mi propio mate me diría el dependiente: “Enséñeme su pasaporte para verificar que usted es argentino, de otra forma no le puedo vender el mate”, que situación tan embarazosa habría vivido de ser cierta.

Al probar el mate, lo primero que paso por mi mente fue: “¡Mierda!, el café colombiano ahora tiene un competidor muy fuerte en las largas noches de estudio”, lo segundo fue: “¿Es legal?, me siento extrañamente bien”. Fue entonces cuando concluí que en algún lugar de mi árbol genealógico debió existir un argentino. En mi sangre deben existir vestigios de argentino. ¡Soy un argentino!

Ahora todas las piezas del rompecabezas encajan. Mi actitud pedante, mi delirio de Dios, mi sorprendente habilidad con un balón de fútbol y por supuesto mi destreza innata cuando bailo tango. JeJeJe esta bien algunas no son ciertas, pero aun así, desde que probé el mate me considero un argentino más.

Que buenas anfitrionas son las chicas Malacarne. Mari es argentina de nacimiento y venezolana de crianza. Con Mari siempre tengo discusiones importantes que pueden cambiar lo escrito en los libros de historia. Discutimos por ejemplo como ocultarnos de los insoportables fotógrafos que nos acechan constantemente en donostia, también discutimos cual de los dos es mas atractivo (Mari, lo siento pero ahí te gano) y cual de los dos posee el mejor coche, el mejor yate y en ocasiones el mejor avión. Esporádicamente sale a relucir temas políticos como por ejemplo el futuro de las relaciones bilaterales entre Colombia y Argentina cuando los dos seamos presidentes.
Mari se ha convertido en mi fotógrafa oficial por dos motivos. Primero, tiene una cámara fotográfica tan buena que convertiría un tiradero de basura en un lugar oportuno para una sesión de fotos y segundo, me obsequia montajes fotográficos que me hacen creer por unos instantes que soy tan famoso como un rock star.

Fabi es una mujer con una pasión por la genética envidiable. Recuerdo cuando le expresé una de las preguntas más estupidas que he formulado en mi vida: “si tengo algún inconveniente con la paternidad de algún crío, ¿te podría pedir que me hicieras la prueba de ADN en tu casa?” Sabía la respuesta. Hice esa pregunta tan solo por hacerla. En mi mente realmente sonaba mucho mejor, tenia mas gracia. Pero de todos modos me respondió.
Fabi, si hubiera estado en tu lugar hubiera pensado: “En realidad existen tipos tan tontos”.

Volviendo al mate, lo bebí escuchando la mejor música argentina. Comiendo un delicioso bizcocho de chocolate con kiwi y charlando amenamente con mis amigos. Que tarde tan placentera. El horrible clima que hizo ese día contrastaba con la agradable atmósfera que se había formado en aquel lugar.
Ni siquiera las trampas realizadas por Mari en un juego de mesa expulsaron la sonrisa que poseyó cada uno de nuestros rostros.

Con la promesa de que Fabi me regalará mi primera yerba, pienso comprarme mi propio mate.